Aproximadamente 3.6 millones de los 35.6 millones de personas que actualmente viven con VIH tienen 50 años o más. Una de las razones es porque los tratamientos han sido mejorados y están ayudando a las personas con la enfermedad a vivir más tiempo, lo que permite a las personas buscar un diagnóstico y tratamiento temprano. Aunque la mayoría de ellos fueron diagnosticados con el VIH cuando eran más jóvenes, miles de personas mayores contraen el VIH cada año.
El VIH (Virus de la Inmunodeficiencia Humana) es un virus que daña y debilita el sistema inmunológico, es decir, el sistema que el cuerpo utiliza para combatir las infecciones y enfermedades. Tener VIH pone a una persona en peligro de sufrir otras infecciones que amenazan la vida. así como ciertos tipos de cáncer.
Cuando el cuerpo ya no puede combatir las infecciones y algunas otras enfermedades, el VIH puede provocar una enfermedad grave llamada SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida). Cuando alguien tiene SIDA, es más probable que desarrolle infecciones y sea más vulnerable a formas inusuales de cáncer y otras enfermedades graves. Pero con un tratamiento temprano e ininterrumpido, es posible que una persona con el VIH nunca desarrolle el SIDA.
Si bien es cierto que escuchamos muchas cosas sobre el VIH y el SIDA, también es real que todavía existe mucha desinformación respecto del tema. La falta de información sobre la enfermedad y su contagio en general, y para nuestro interés, en la vejez, se convierte en una amenaza para el tratamiento oportuno de la enfermedad y da pie a estigmas y mucha confusión entre la población.
En muchos casos se piensa que estas enfermedades no son un problema y que solo las personas más jóvenes tienen que preocuparse por ellas. Pero es importante reconocer que cualquier persona a cualquier edad puede contraer y transmitir el VIH/SIDA. Hablamos de un riesgo real en cualquier etapa de la vida del ser humano y es una enfermedad que tiene unas connotaciones concretas que pueden influir en diferentes opiniones de las áreas de desarrollo en el individuo, ya sea psicológica, económica, social, familiar, etc.
Los signos del VIH/SIDA se pueden confundir con los malestares y dolores del envejecimiento normal. Los adultos mayores podrían estar lidiando con otras enfermedades y padecimientos sin ninguna sospecha.
Incluso cuando la enfermedad está bien controlada, las personas con el VIH pueden desarrollar trastornos relacionados con el envejecimiento a una edad más temprana. El VIH y su tratamiento también pueden afectar otras partes del cuerpo, como el cerebro y el corazón. Por ejemplo, las personas que tienen el VIH tienen una probabilidad significativamente mayor de desarrollar enfermedades cardiovasculares que las personas que no tienen VIH. Las personas mayores que tienen el VIH también tienen un riesgo mayor de desarrollar demencia.
Por otro lado, algunas personas mayores pueden sentirse avergonzadas o temerosas de hacerse la prueba y en muchos casos, los médicos no realizan la prueba del VIH a las personas mayores. Cuando por fin se diagnostica a la persona mayor, el virus puede estar en las últimas etapas y es más probable que progrese y se convierta en SIDA.
Es importante realizarse chequeos médicos generales constantemente desde temprana edad para tener un diagnóstico oportuno de cualquier padecimiento y a su vez, solicitar las pruebas al menos una vez por año para descartar el contagio. Asimismo, es necesario cuidarse responsablemente para evitar el contagio de enfermedades de transmisión sexual. Para esto existen métodos de barrera como el condón masculino y femenino que son los más efectivos en estos casos.
Desde 1988, se celebra cada 1 de diciembre el Día Mundial del SIDA, como un llamado mundial para apoyar los esfuerzos globales para prevenir nuevas infecciones por el VIH, ampliar la concientización y los conocimientos sobre el virus. Cada año es elegido un lema para dirigir los esfuerzos durante el año de vigencia y en 2022, se eligió el lema “¡Igualdad Ya!”.
En este sentido, la OMS hizo un llamamiento a los líderes mundiales y a los ciudadanos para que reconozcan y combatan con valentía las desigualdades que obstaculizan los avances dirigidos a poner fin al VIH/SIDA. Garantizado un acceso igualitario a los servicios esenciales relacionados con el VIH. Desde nuestro lugar como ciudadanos podemos aportar a la lucha protegiéndonos y también informándonos lo más que podamos para evitar el estigma y la desinformación alrededor del tema.
Referencias:
El VIH, el SIDA y las personas mayores | National Institute on Aging (nih.gov)
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