Año tras año, la soledad de los mayores se convierte en un problema cada vez más preocupante. El estilo de vida de sus familiares repercute negativamente en su día a día y experimentan soledad a pesar de convivir con ellos. Esta situación está provocada por el aislamiento que sufren debido a la incomodidad o a no sentirse parte del ritmo de vida de sus seres queridos.
El aislamiento deriva de diferentes conflictos sociales, emocionales y físicos, que repercuten en las interacciones con los círculos sociales más cercanos del adulto mayor. Puede haber diferentes signos que indiquen esta condición. Los adultos mayores pueden perder la confianza y seguridad en sí mismos, dejando de lado habilidades sociales y emocionales que les ayudan a desenvolverse en su vida cotidiana.
La nostalgia del pasado también puede aparecer en una persona aislada, ya que se sumerge en recuerdos de épocas con seres queridos que a menudo ha perdido a lo largo de su vida como consecuencia de mudanzas, fallecimientos o el paso del tiempo. La pérdida de amigos, parejas o familiares es uno de los desencadenantes del aislamiento en los adultos mayores, lo que les lleva a sufrir soledad y tristeza.
Por ello, es importante prestar atención a los signos de aislamiento en nuestros familiares mayores y evitar que se convierta en depresión. A esta edad, una enfermedad mental de este tipo provocará más ansiedad, trastornos del sueño e incluso problemas físicos como enfermedades cardiovasculares, hipertensión, diabetes, etc. Se ha demostrado que la soledad puede afectar a la memoria y la cognición, lo que aumenta el riesgo de demencia.
Es esta falta de contacto social y, en consecuencia, vivir en soledad crónica lo que puede llevar a los adultos mayores a sentirse desesperanzados e incluso marginados por la sociedad, ya que carecen de la capacidad de formar parte de la vida cotidiana de su comunidad y de sus aspectos sociales. También se refleja en tener dificultades para participar en actividades que antes disfrutaban y eso puede llevar a tener miedo de experimentar nuevas situaciones sociales, lo que hace más complicado retomar una vida más activa y dejar atrás la soledad.
Es normal que se presenten situaciones que pueden resultar incómodas para el adulto mayor. Sin embargo, es posible tomar medidas que poco a poco ayuden a cambiar el estado de ánimo y recuperar poco a poco su confianza y seguridad para evitar el aislamiento y la soledad.
Como primer paso, será necesario fomentar la interacción social dentro de la familia. Hablar de la vida cotidiana o pedir consejo para situaciones sencillas en el trabajo o en pareja, puede contribuir en gran medida al bienestar de la persona porque fomentará una participación importante dentro de la familia.
También será fundamental crear espacios de contacto con otros adultos mayores en los que puedan compartir actividades comunes y así crear nuevas relaciones. Será tarea de la familia hacer de estas interacciones un hábito para favorecer el bienestar mental del familiar mayor.
Por último, un aspecto importante será incorporar la tecnología a la vida cotidiana del adulto mayor para mejorar el contacto con amigos y familiares. Buscar nuevos intereses y aprender cosas nuevas les ayudará a mantenerse mentalmente activos.
Referencias:
Consecuencias de la soledad: Aislamiento social ♿ – Cuidum –
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