Dra. Yanira Cruz, Presidenta y CEO,
Consejo Nacional Hispano del Adulto Mayor
Apoyo a la “Seguridad Social 2100: un fideicomiso sagrado”, HR 5723
Gracias, Sr. Presidente. También me gustaría agradecer al Comité de Medios y Arbitrios por permitirme comparecer ante ustedes este día.
Permítanme comenzar diciendo que el Consejo Nacional Hispano del Adulto Mayor apoya la Ley de la Seguridad Social 2100 porque sería el primer paso para ampliar las prestaciones, el acceso a las mismas y el fortalecimiento del programa para las generaciones futuras. La seguridad social afecta a todos los estadounidenses. Proporciona una base sobre la que los trabajadores estadounidenses pueden planificar su jubilación y proporciona una valiosa protección de seguridad social a los trabajadores que quedan discapacitados, y a las familias cuando fallece el sostén de la familia.
Los hispanoamericanos constituyen el mayor grupo étnico minoritario del país, con una población de más de 60,48 millones, y la Oficina del Censo prevé que la proporción de hispanos en la población estadounidense, tanto en general como en la de jubilados, aumentará sustancialmente en las próximas tres décadas. Los hispanos y latinos dependen de la seguridad social para obtener una parte mayor de sus ingresos de jubilación durante un período más largo debido a su mayor expectativa de vida.
Muchos hispanos se encuentran entre los trabajadores más pobres; en 2019 la tasa de trabajadores pobres hispanos era del 7 por ciento. Hoy en día, teniendo en cuenta la pandemia de COVID-19 que ha tenido una incidencia desproporcionada en la población hispanoamericana, es razonable creer que el número afectado ha aumentado. Los trabajadores estadounidenses, especialmente los trabajadores pobres, dependen de la seguridad social para ayudarles con su seguridad económica después de toda una vida de duro trabajo.
Una gran proporción de hispanos tiende a trabajar en empleos que pagan salarios más bajos y tienen menos probabilidades de tener cobertura de pensiones. Los estudios indican que los hispanos van a la cola de la población estadounidense en cuanto a ahorro, propiedad de activos financieros y prestaciones de jubilación en el lugar de trabajo. En cuanto a los ahorros, específicamente destinados a la jubilación, sólo el 19% de los hispanos encuestados tenía cuenta individual de jubilación (IRA, por sus siglas en inglés), en comparación con el 39% de la población general. Además, el 38 por ciento de los hispanos participaba en un plan de jubilación en el lugar de trabajo, como un plan 401(k). de jubilación en el lugar de trabajo, como un 401(k), 403(b) o 457, en comparación con el 51 por ciento de la población general.
Entre los mayores de 65 años, la seguridad social es la única fuente de ingresos para el 40 por ciento de los hispanos, y más del 75% de los latinos dependen de la seguridad social para al menos la mitad de sus ingresos. En 2019, la proporción de hispanos en situación de pobreza fue 1,5 veces mayor que su proporción en la población general. Los hispanos representan el 18,7% de la población total, pero el 28,1% de la población en situación de pobreza. Entre las personas de 65 años o más, los porcentajes de la comunidad negra e hispana en la línea de pobreza eran aproximadamente el doble de su proporción en la población general. Los hispanos se enfrentan a muchos retos relacionados con la atención sanitaria cuando se jubilan. Cualquier amenaza a los beneficios de la de la seguridad social supondría un reto adicional y complicaría su capacidad para mantener la salud. Las amenazas a la seguridad social podrían obligar a los hispanos a tomar decisiones difíciles entre la salud, la alimentación y la vivienda. Los hispanoamericanos siguen siendo los que más carecen de seguro sobre cualquier otro grupo racial/étnico. La seguridad social proporciona a muchos de ellos cierta tranquilidad.
Permítanme compartir la historia de una mujer con la que trabaja el personal del Consejo Nacional Hispano del Adulto Mayor. Berta Roque es una ciudadana estadounidense; se naturalizó de El Salvador. Emigró a Estados Unidos en 1981, cuando tenía 38 años. Berta trabajó durante 27 años en la industria de la limpieza y el mantenimiento. Se jubiló formalmente en 2008 cuando cumplió 65 años; ha seguido trabajando hasta 2017.
Ahora, Berta tiene 78 años y vive en Casa Iris, un complejo de vivienda para personas mayores con bajos ingresos en Washington DC. Casa Iris es propiedad y está gestionada por el Consejo Nacional Hispano del Adulto Mayor.
Tras casi 40 años de trabajo en Estados Unidos, la única fuente de ingresos de Berta procede de la seguridad social. Los ingresos anuales de Berta procedentes de la seguridad social son de 10.800 dólares, es decir, 900 dólares al mes. Cuando le preguntamos por sus prestaciones, Berta nos dijo: “Las modestas prestaciones del seguro social son más importantes que nunca para garantizar nuestra seguridad económica en caso de jubilación o invalidez. Si no fuera por esta prestación estaría viviendo en la calles, comiendo en albergues y sin posibilidades de pagar mis medicinas”.
Berta me pidió que transmitiera el siguiente mensaje al Congreso cuando compartimos con ella que el Congreso está considerando aprobar una legislación destinada a ampliar las prestaciones y fortalecer la seguridad social: “Tenemos que mantenernos unidos en esta batalla. La seguridad social es una bendición para los trabajadores que han contribuido a que este país sea mejor y más fuerte. Reforzar y ampliar las prestaciones supondría un gran alivio, no sólo para los que estamos utilizando los beneficios ahora, sino para nuestras futuras generaciones”.
Gracias, Sr. Presidente.
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