El síndrome del cuidador o “burnout” es un síndrome de sobrecarga que se manifiesta en agotamiento físico, emocional y mental que ocurre en personas que asumen el rol de cuidar a un ser querido durante un largo período de tiempo. 

Si bien es cierto, cuidar a otras personas es una experiencia enriquecedora, después de un tiempo y debido a muchos factores puede provocar estrés emocional y físico, afectando negativamente su estado de ánimo e incluso sus relaciones sociales. Por otro lado, este síndrome puede provocar un deterioro de la relación cuidador-paciente y que el sentimiento de autorrealización desaparezca.

Existen síntomas que se pueden identificar y advierten el padecimiento de dicho síndrome. Frecuentemente, los cuidadores experimentan culpa, tristeza, tensión, soledad y dejan de practicar actividades de ocio y diversión. De igual forma tienden a aislarse de sus entornos sociales y familiares.

Además, se pueden notar otros síntomas como el estrés, ansiedad, depresión, cansancio, falta de energía, agotamiento continuo, irritabilidad, insomnio, imposibilidad de relajarse, palpitaciones, cambios frecuentes de humor, apatía constante, tensión emocional, desesperanza y resentimiento. Este síndrome también se caracteriza por la dificultad de concentración, pérdida de apetito y cefalea (dolor de cabeza).

Las  factores de riesgo de padecer este síndrome del cuidador varían y afectan al cuidador según condiciones como:

  • La persona dependiente está en una edad avanzada. 
  • Agresividad en el entorno de la persona dependiente.
  • Padecimiento de un número considerable de enfermedades o patologías físicas y psicológicas para un solo cuidador.
  • Falta de involucramiento por parte de otros familiares en el cuidado de la persona dependiente. 
  • Ausencia de formación e información en el cuidador sobre el padecimiento de la persona dependiente y sobre cómo brindar cuidados. 
  • Cuando no forma parte de una asociación o grupo de ayuda.

Es importante recalcar que el síndrome del cuidador afecta a los cuidadores informales, es decir, personas que son familiares o seres queridos de la persona dependiente, que por lo general son mujeres. La Biblioteca Científica Electrónica en Línea de España, los define como “aquellas personas que realizan todas las tareas de cuidado de las personas dependientes, se caracterizan por no tener una formación específica en el ámbito de cuidados, no reciben remuneración económica por el trabajo realizado y no tienen un horario estipulado, dedicando la mayor parte de su tiempo a la tarea del cuidado”. 

Una vez identificados los síntomas, se recomienda atender a quien lo padece lo antes posible. Te presentamos algunas recomendaciones para poder tratarlo:

● Pide ayuda: Es necesario compartir esa carga y pedir ayuda a familiares o a otros profesionales que ayuden a sobrellevar las tareas que el cuidado implica o negociar para distribuir la carga de mejor manera, de forma que alivie al cuidador informal. 

● Dedica tiempo para ti: Resulta crucial mantener una rutina más allá de las responsabilidades de cuidar a una persona dependiente. El trabajo de cuidador puede ser agotador física y mentalmente, por lo que animamos a contar con actividades que permitan desconectar de esas tareas y de la persona que se cuida; más bien, preocuparse por uno mismo. Por ejemplo: hacer ejercicio, descansar adecuadamente, comer balanceadamente, practicar deportes que te gusten o actividades de ocio que prefieras. 

● No descuides tu entorno social: Se recomienda mantener el contacto con amigos cercanos y abrirse a nuevos espacios para conocer otras personas, ya que es importante para relajarse, separarse del entorno de trabajo y estar presente en una realidad fuera del trabajo.

Asimismo, es conveniente adoptar una actitud activa y más participativa como cuidador. Esto quiere decir buscar más información sobre las necesidades de la persona que se cuida, documentarse sobre la enfermedad que padece, formarse como cuidador, participar en charlas, buscar grupos de apoyo que puedan acompañar en esta etapa.

El síndrome del cuidador un riesgo potencial para la salud de las personas cuidadoras, por lo que conocer los riesgos y estar atento a los síntomas puede marcar la diferencia en padecerlo. Adoptar las recomendaciones que presentamos en este artículo favorecerá el bienestar y la calidad de vida del cuidador, de la misma forma que beneficiará en gran medida el estado de ánimo y físico del cuidador para responder de mejor manera a las responsabilidades que conlleva su rol. 

Referencias:

Síndrome del cuidador quemado: 5 estrategias para prevenirlo (fpmaragall.org)

Síndrome del cuidador quemado (isciii.es)

¿Cómo detectar y evitar el síndrome del cuidador quemado? (reyardid.org)

2 – El burnout o síndrome del cuidador quemado – Cuidar al que Cuida 3.0 (fsyc.org)