Quienes trabajan en el campo del envejecimiento conocen muy bien el papel integral que desempeñan los cuidadores. Independientemente de que trabajen para ello o de que sean simplemente un familiar que ha dado un paso al frente para ayudar a sus seres queridos, prestan un servicio significativo e importante a quienes lo necesitan. Y sabiendo que su trabajo es la columna vertebral de la capacidad de otra persona para vivir y envejecer con comodidad, es evidente que los cuidadores afrontan una carga que a menudo pasa desapercibida.
Para los expertos en salud mental, el papel de cuidador supone una presión emocional evidente, especialmente para los que también son familiares, para quienes existe una capa añadida de familiaridad y complejidad. Las personas que requieren cuidados suelen luchar contra enfermedades crónicas que presentan distintos niveles de discapacidad, lo que hace que sus afecciones sean persistentes y que se presenten nuevos retos a lo largo de la enfermedad. Para el cuidador, esto significa una necesidad de vigilancia continua que supera ampliamente cualquier expectativa de un manejo rutinario. El cuidador puede tener la sensación de estar constantemente tratando de ponerse al día, lo que le deja poco tiempo para el descanso o la reflexión, ya que se está adaptando constantemente.
Según un informe de 2020, independientemente de la definición que cada persona tenga sobre la prestación de cuidados, hasta el 18% de la población adulta de Estados Unidos podría estar asumiendo esta función para sus seres queridos. En términos más sencillos, esto supone que 43 millones de estadounidenses prestan cuidados no remunerados a otras personas. Hay que tener en cuenta este gran número de personas que asumen un alto nivel de responsabilidad, a menudo lo realizan mientras se ocupan de otro empleo.
Para aquellos de nosotros que tenemos cuidadores en nuestras vidas, es nuestro deber tener presente su carga y ofrecerles nuestras compasión y apoyo. Aquellos que asumen el papel de cuidadores deben considerar qué pueden hacer para cuidar de su propia salud mental, tanto por su propio bien como por el de su familia o sus pacientes.
Consejos:
1. Comunica tus necesidades y sentimientos, para que tu familia o pacientes se motiven y recuerden que deben empatizar con tu papel.
2. No descuides tu propia salud física, y asegúrate de comunicarte con los proveedores de atención médica sobre lo que estás experimentando.
3. Dedica tiempo a un hobby, o a una salida creativa.
4. Organiza tu tiempo de forma eficaz para asegurarte de que duermes lo suficiente.
5. Únete a un grupo de apoyo
También existen organizaciones de ayuda que trabajan para mejorar la vida y la vocación de los cuidadores:
⦿ ACL’s National Family Caregiver Support Program
Fuentes:
– Schulz R, Beach SR, Czaja SJ, Martire LM, Monin JK. Family Caregiving for Older Adults. Annu Rev Psychol. 2020 Jan 4;71:635-659. doi: 10.1146/annurev-psych-010419-050754. PMID: 31905111; PMCID: PMC7291827. https://ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC7291827/
– “Caring for Yourself When Caring for Another,” Alzheimer’s Disease and Healthy Aging. The Centers for Disease Control and Prevention. https://www.cdc.gov/aging/publications/features/caring-for-yourself.html
– “Working Caregivers Finding Balance,” Administration for Community Living. https://acl.gov/sites/default/files/news%202017-03/Working_Caregivers_Finding_a_Balance_1.pdf
– “Take Care of Yourself as a Caregiver,” Caregiving. National Institute on Aging. https://www.nia.nih.gov/health/caregiving/take-care-yourself-caregiver
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