¿Conoces la expresión “si no te amas a ti mismo no puedes amar a alguien más”? Bueno, para los cuidadores se aplica exactamente igual ya que si cuidas de tu salud tanto física como mental y/o emocional tienes la certeza de brindar un cuidado excepcional a quienes cuidas. 

No es difícil recordar las veces que un catarro, un dolor de cabeza o una discusión en casa nos ha impedido velar por el bienestar de alguien de la mejor manera. El cerebro necesita acomodarse, y mientras más cosas tengamos en la mente, es más fácil sufrir despistes y hasta olvidar cosas. En el caso particular de un cuidador, olvidar las cosas puede ser muy grave. 

Es difícil reconocer y aceptar el consejo de cuidarse como cuidador. A menudo es difícil ver más allá de las tareas de cuidado que te esperan cada mañana y olvidar el cuidado personal. La renuencia para pedir y aceptar ayuda es una barrera importante para obtener el respiro y el apoyo necesarios en mantener una buena salud. Es necesario que trabajes en ti mismo, si deseas ofrecer lo mejor de ti a tus seres queridos. 

NHCOA te propone unos consejos para que puedas cuidarte, incrementar tu seguridad y ayudarte en el desarrollo de tus tareas como cuidador. Considera las que pueden funcionar y recurre a ellas cuando tengas complicaciones o dudas en el camino. 

  1. Cuenta con una red de apoyo: Tus amigos y familiares siempre estarán dispuestos a apoyarte si necesitas un respiro para platicar, dar paseos, discutir un libro. También, la religión es un fuerte apoyo para estos momentos de tensión y frustración.
  2. Ten claro que no existe el cuidador perfecto: Recuerda, no estás siendo egoísta al pensar en tus necesidades y tus sentimientos. Es importante trabajar la culpa que generamos al exigirnos constantemente o debido a la frustración o cansancio, sin dejar a un lado la culpa que viene por comentarios exteriores. 
  3. Establece límites: Aprende a pedir ayuda. Los límites existen para saber en qué momento podemos pedir ayuda y hasta dónde podemos permitirnos dar de nosotros para los demás. Podemos aprender a decir “no” a los pedidos que son agotadoras. Todavía puedes tomar decisiones sobre tu vida, lo que es correcto para ti y reconocer que todavía tienes control de tu vida.
  4. Aprende todo lo que puedas sobre la enfermedad para que puedas entender lo que está sucediendo. Aprende trucos de cuidado para facilitarle la tarea. No puedes saberlo todo y es válido entrenarse para realizar un buen trabajo. Comunícate con alguien que pueda ayudarte a conectarte con los recursos de la comunidad y usarlos.
  5. No descuides el descanso: El agotamiento es una de los principales padecimientos en los cuidadores, lo que lleva a la irritabilidad y luego a la ira inapropiada que luego conduce a más sentimiento de culpa. No dormir lo suficiente es una de las causas importantes de estrés y agotamiento en los cuidadores. Puedes evaluarte para conocer los límites de tu propia resistencia y fuerza. Asegúrate de tener chequeos regulares y que se examinen esas “pequeñas preocupaciones” sobre tu salud. El ejercicio es aún más importante, ya que le da un descanso, combate la depresión y le ayuda a mantener la salud. 
  6. Únete a un grupo de apoyo: Asista a un taller o grupo de apoyo, no solo para obtener apoyo emocional, sino también para descargar preocupaciones y encontrar personas que están pasando por la misma situación. Ellos pueden ayudarte con estrategias que han servido para resolver cualquier inconveniente. Además, es una oportunidad para crear la red de apoyo que necesita en su día a día.

Una de las principales preocupaciones de los cuidadores suele ser “qué le sucederá a mi ser querido si algo me pasa a mi”. Debemos estar conscientes que preocuparse no ayuda ni soluciona nada. Cuidar mejor de su salud lo hace y su ser querido te lo agradecerá.