Nos referimos a desnutrición cuando una persona tiene una dieta que no es adecuada para su organismo. Esta dieta no le permite obtener los nutrientes necesarios para que su cuerpo y sus órganos tengan un buen funcionamiento. En los adultos mayores, la desnutrición se manifiesta en un mayor cansancio debido a la falta de vitaminas y minerales. El cuerpo busca mantener el ritmo de un organismo sano y ocupa las reservas de energía para funcionar correctamente.
Los adultos mayores necesitan de distintos requerimientos nutricionales, debido a los cambios en esta etapa de la vida. El funcionamiento de muchos sistemas del cuerpo comienzan a cambiar y, por lo tanto, las necesidades nutricionales cambian con ellas. Es importante prestar atención a estas modificaciones y a su vez, tener en cuenta las limitaciones por enfermedades subyacentes o aquellas que pueden complicar el estado nutricional de un adulto mayor.
El Servicio Nacional del Consumidor del Gobierno de Chile indica que existen elementos relacionados con el envejecimiento que están asociadas directamente con la desnutrición. Entre ellos se destaca un mayor descontrol en los estados emocionales, que muchas veces los motiva a no comer, como una forma de protestar o de llamar la atención. Señala también la ingesta exagerada, producto de estados ansiosos o de soledad, que de igual forma pueden derivar en una mala nutrición.
Respecto a consecuencias físicas, menciona la disminución en la sensación del gusto y del olfato. Las papilas gustativas que más se afectan son las de la parte anterior de la lengua, las que diferencian gustos dulces y salados. Esto puede llevar a reducir el deseo de comer y es aquí donde se debe prestar más atención para poder brindarles opciones sanas para compensar esas limitaciones.
Por otra parte, los adultos mayores presentan menor acidez gástrica, un retardo en el vaciamiento intestinal y una movilidad intestinal disminuida. Lo anterior también puede padecer interferencias propias causadas por la ingesta de diversos medicamentos a la vez.
Además, la boca, el lugar en el que inicia la nutrición, sufre múltiples modificaciones. En ella pueden presentarse la pérdida progresiva de piezas dentales y con esto, la incomodidad del uso de prótesis dentales. Dichas barreras generan otras molestias al momento de ingerir los alimentos, como vergüenza al comer frente a otras personas, adopción de una dieta más blanda y diferentes sabores que compensen necesidades nutricionales.
Para saber si podemos enfrentarnos a la desnutrición en adultos mayores, debemos prestar atención a los siguientes síntomas. Recuerda, es necesario contar siempre con un seguimiento médico que pueda monitorear y verificar la salud periódicamente de la persona.
- Pérdida de peso no intencionada en grandes porcentajes durante los últimos meses.
- Disminución de la masa muscular que se puede apreciar en los brazos o las pantorrillas.
- Pérdida del apetito.
- Pérdida de fuerza en los músculos. Se puede detectar al intentar tomar un objeto o levantar algo de peso.
- Tos y atragantamientos constantes al comer o beber.
- Mayor cansancio al levantarse, caminar o al hacer cualquier otro tipo de actividad física.
- Fatiga.
- Vértigos.
- Irritabilidad.
- Depresión.
- Diarrea o estreñimiento.
- Resequedad en la piel y el cabello.
Tal como se mencionó anteriormente, el organismo del adulto mayor comienza a exigir la ingesta de ciertos nutrientes que le permitan cubrir todas las necesidades nutricionales que son vitales para mantener una vida saludable. Es por esto que el cambio de hábitos alimenticios y de una dieta apta para las necesidades nutricionales será la mejor herramienta para defender de la desnutrición a nuestros adultos mayores. Se debe incluir en la dieta: frutas, vegetales, carnes magras y granos integrales y reducir el consumo de grasas sólidas, sal y azúcares.
Es fundamental una dieta equilibrada, alimentarse con comidas que estimulan su apetito y sean fáciles de masticar y digerir. Esto les permitirá conservar una buena salud, incluso mejorarla gradualmente para el resto de sus vidas. Asimismo, el ejercicio físico mantendrá fuertes sus huesos y músculos, mejorando incluso el apetito. Todas estas recomendaciones evitarán la malnutrición en los adultos mayores y asegurará la selección de alimentos saludables.
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